Estrés y calidad de vida

Estrés y calidad de vida

El estrés es parte de la vida. La misma trae consigo desafíos que implican cierta exigencia para la mente, el cuerpo y las emociones, y que hay que intentar sortear. Las personas pueden adaptarse al estrés, y utilizarlo en su provecho, pero, cuando el estrés es abrumador, puede afectar la calidad de vida de las personas. Los seres humanos están sujetos al estrés, sea físico como psíquico. Un día frío, un virus, las enfermedades y el aire contaminado le pueden causar estrés al físico, y el cuerpo como respuesta puede alterar la circulación, la respiración y la frecuencia cardíaca para adaptarse a esa nueva situación.

Tener que cumplir con plazos, horarios, tareas, entre otros, generan en el hombre el estrés psíquico.

El estrés psíquico es una fuerza que genera en las personas un impulso a cambiar, crecer, luchar, adaptarse o ceder. La vida toda está completa de hechos que generan en cada ser humano, algún tipo de reacción, inclusive los hechos positivos, por ejemplo, el hecho de que una pareja esté esperando un hijo, puede generar estrés, aún si estaban esperando ansiosos este acontecimiento. No todo el estrés es nocivo, pues el estímulo, el desafío y el cambio pueden ser aprovechados por las personas, y sacarles beneficios y provecho.

En la actualidad, muchas personas están sometidas a un exceso de estrés y su capacidad para hacerle frente está sometida al máximo esfuerzo, tornándose entre difícil e imposible hacerle frente para vencerlo, o sacarle provecho.

 

Alimentación equilibrada: Los porqués de su influencia

  • Porque la nutrición afecta la eficacia con que el individuo enfrenta las exigencias físicas y mentales del estrés.
  • Porque la mala alimentación y nutrición estresa el cuerpo y la mente, perjudicando de sobremanera a quién se encuentra en ese estado.
  • Porque el estrés puede provocar un aumento en las necesidades que requiere el cuerpo (nutrientes, vitaminas, minerales, etc.)

En una situación estresante, al cuerpo, por reflejo propio, se le activa la función de «huir o luchar». La respuesta ante el estrés es un estado tenso, alerta, excitado, que prepara a la persona para enfrentar el riesgo y los peligros. En esta situación las glándulas suprarrenales segregan adrenalina, que es la hormona del estrés. La adrenalina, entre otras, viaja por el cuerpo elevando la presión sanguínea y la presión cardiaca, acelerando el ritmo respiratorio y alterando otros procesos corporales. También aumenta el azúcar en la sangre. La grasa es liberada al torrente sanguíneo por las células adiposas para aumentar la energía disponible para los músculos. Terminada la situación estresante, el cuerpo se relaja y todo vuelve a la normalidad. Cierta cantidad de stress en la vida puede ser provechosa para las personas, pues estar más alertas, o ‘en guardia’, muchas veces puede ser útil, o necesario, pero el problema y el riesgo comienzan cuando es excesiva, y es entonces que surgen problemas: las enfermedades cardíacas, las úlceras y alergias, el asma y las erupciones cutáneas, la hipertensión y posiblemente el cáncer.

 

Stop estrés

  1. Hay que ser proactivo: identificar los «disparadores» y luego trabajar para ver qué se hace con ellos. Las terapias para desestresarse como los masajes, la hipnosis y el yoga también pueden ayudar.
  2. Comer alimentos «que calman»: automedicarse con café fuerte, chocolate, whisky o algo peor es común, pero una mala idea. Los estudios demostraron que la dieta puede influir significativamente en el bienestar emocional y físico. Reducir la cafeína, el azúcar, la nicotina y el alcohol, e intentar comer alimentos ricos en magnesio (se cree que relajan). Las almendras en el desayuno son una buena fuente de magnesio, al igual que las verduras de hoja, otras frutas secas, las semillas y los granos enteros.
  3. Hacer ejercicio, pero no en exceso: el ejercicio puede ayudar a reducir el estrés. Caminar, nadar o hacer yoga son mejores que una sesión intensa en el gimnasio.
  4. Reírse: uno se siente mejor de manera instantánea. La risa activa la respuesta del organismo frente al estrés, luego la enfría rápidamente, y uno queda con la sensación de estar relajado y lleno de endorfinas. Los estudios determinaron que la risa puede mejorar el sistema inmunológico y aliviar el dolor.
  5. Hacer participar al subconsciente: Concentrarse en los resultados que uno busca, en lugar de aquellas cosas que nos están estresando. Piénsense relajados, cumpliendo con los objetivos o durmiendo bien a la noche, en lugar de imaginar que todo sale mal.

 

 

Fuente: zona Diet.com / ciudad. com