Tener diabetes significa haber perdido control automático del organismo sobre los niveles de glucosa en sangre. Ya sea por la falta total de insulina como sucede en la diabetes tipo 1, llamada insulinodependientes; o bien por defectos en la acción de la insulina en el diabético tipo 2, que debe utilizar medicación para mejorar su efecto.
De todas maneras, la persona con diabetes se encuentra ante la situación constante de valores de azúcar que se elevan por demás, sobre todo después de cada comida, pero también en los periodos del ayuno nocturno. Es justamente esta “hiperglucemia” la responsable del desarrollo de las complicaciones en el largo plazo.
El tratamiento de la diabetes se basa en intentar mantener todo el tiempo valores lo más parecido posible a los de una persona no diabética. La persona con diabetes debe aprender a conocer que pasa con las glucemias cuando hace ejercicio, cuando come ciertas comidas, cuando olvidó una dosis de medicación o de insulina, cuando tiene fiebre, etc. para intentar volver lo más rápido posible a valores normales.
La ciencia médica avanza para mejorar la vida de las personas con enfermedades crónicas. En el caso de la diabetes: nuevas drogas, nuevas insulinas, aplicadores con agujas cada vez más finitas e indoloras, pero nada fue tan importante como el automonitoreo glucémico, que es la posibilidad con una mínima gota de sangre, y en cualquier momento del día, enterarse del valor de glucemia y poder actuar en consecuencia.
La base del correcto tratamiento es la educación diabetológica: ésta le dará al paciente las herramientas para poder “gerenciar” su enfermedad; aportar datos muy valiosos al médico que lo atiende que hará así los ajustes más convenientes, y entre los dos, lograr evitar o retrasar el desarrollo de complicaciones altamente invalidantes.
¿Cuantas veces por día una persona con diabetes debe controlarse la glucemia?
Todas las que sean necesarias para lograr el objetivo del tratamiento: vivir con glucemias normales la mayor parte del tiempo. Para certificar esto existe un análisis de laboratorio que se llama hemoglobina glucosilada, que es un dato que refleja los valores glucémicos de los últimos 60 días. Si una persona con diabetes logra vivir con hemoglobinas glucosiladas menores a 7%, no hay desarrollo de complicaciones en órganos tan sensibles como la retina o el riñón.
En cambio la persona con diabetes 2, que generalmente es un adulto con una vida más regular en cuanto a horarios y en cuanto a tipo de comida, puede realizar pocos controles pero en distintos momentos del día, ni todos los días ni siempre a la misma hora. Es la mejor forma de detectar valores demasiado bajos o demasiado altos y poder llevarle datos al médico para ajustar lo mejor posible el tratamiento.
El tratamiento de la diabetes no solo es individual, sino que es verdaderamente artesanal, ya que surgirá de esta interacción entre un médico especialista que maneje una amplia gama de drogas y diferentes tipos de insulinas, y un paciente educado y comprometido.
Dra. Marcela de la Plaza
Médica especialista en Nutrición y especializada en Diabetes