¿Qué pasa normalmente en nuestro cuerpo?
Así como una casa está constituida por ladrillos, nuestro cuerpo está formado por una gran cantidad de «unidades de construcción» llamadas células.
Las células necesitan energía para realizar sus actividades. Necesitan un combustible. Dicho combustible es la glucosa. Esta llega a nuestro cuerpo a través de los alimentos y luego de la digestión, pasa a la sangre.
Pero para que esta fuente de energía entre a la célula -a los ladrillos-, es necesaria la presencia de insulina(que actúa como si fuera una llave de entrada). La insulina es una sustancia -más exactamente una hormona- que circula en la sangre y que es producida por el páncreas.
¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando hay diabetes?
Cuando la insulina falta o es deficiente, es decir: cuando la «llave no está o está torcida», la puerta no se abre, la glucosa no entra a la célula y queda en la sangre, ocasionando Hiperglucemia («azúcar alto»).
En estos casos estamos en presencia de una enfermedad crónica llamada Diabetes Mellitus, que se caracteriza por un aumento permanente del azúcar (glucosa) en la sangre, proceso que necesita la intervención del médico. Él determinará el camino a seguir: en algunos casos, el paciente deberá recibir inyecciones de insulina, en otros recibirá comprimidos para controlar su enfermedad.
Síntomas posibles
- Aumento excesivo de la sed = Polidipsia
- Aumento del apetito = Polifagia
- Aumento de la cantidad de orina eliminada en el día = Poliuria
- Picazón = Prurito
- Cansancio fácil
Muchas veces, la hiperglucemia no produce ninguno de estos síntomas, por lo que el diagnóstico puede ser casual. Si la glucemia se mantiene alta por períodos prolongados, pueden presentarse más rápidamente las complicaciones crónicas, como ser afecciones en ojos, nervios y riñones.
Realice controles periódicos de su glucosa en sangre. Consulte a su médico.
Lo más importante es recordar que, con un buen control de la glucemia, el paciente con diabetes puede evitar las complicaciones crónicas y llevar una vida normal.