Siendo de apenas el tamaño de un puño, y pesando sólo medio kilo; nuestro noble corazón trabaja sin descansar desde que tenemos apenas 20 días como embrión dentro del vientre materno, latiendo alrededor de 104.000 veces por días. Así, esta bomba impulsa, nuestra sangre, permitiendo que todas nuestras células se nutran y reciban oxígeno, y puedan eliminar desechos. En esencia no se trata más que de un órgano muscular, pero de una estructura sumamente especializada. A grandes rasgos lo podemos dividir en 4 cavidades, dos aurículas y dos ventrículos; y en un corazón derecho y uno izquierdo. Al lado derecho llega la sangre enriquecida en dióxido de carbono y desechos; con la contracción del ventrículo derecho llega a los pulmones, allí la sangre se oxigena y vuelve al lado izquierdo del corazón, la recibe en la aurícula izquierda y la expulsa con la contracción del ventrículo izquierdo, conduciéndola por la fuerte arteria aorta. Para todo esto, cuenta con válvulas y tabiques que impiden que la sangre se mezcle o regrese. Pero nuestro corazón no es para nada egoísta, y para nutrirse él no aprovecha la sangre que recibe directamente, sino que de la aorta salen otras arterias más chicas llamadas coronarias, que son las que le darán la parte que le corresponde.
Nuestro corazón es un órgano increíble, una maquinaria perfecta, y no podemos pretender tener buena salud si el anda en problemas. Las enfermedades cardiacas se cobran gran número de vidas, pero es posible mejorar la salud de su corazón incluso si ya padece alguna enfermedad cardiovascular.
Son muchas las enfermedades que pueden atacarlo, sin embargo, hay procesos reconocidos que pueden evitarse. Imaginemos que en algún lado de nuestro sistema de tuberías se produce un daño y se lastima, nuestro cuerpo responde formando un pequeño coagulo, para repararlo este coagulo o trombo, podría desprenderse y viajar con el torrente sanguíneo, imaginemos que se queda atrapado en algún vaso; esto provoca que la circulación de la sangre no sea eficiente en esa parte y el tejido puede sufrir por falta de oxígeno (isquemia). Si esto ocurre en las arterias coronarias, quien sufre la isquemia es el corazón y se podrá producir un infarto. Asusta, pero las arterias coronarias son especialmente susceptibles. Por un proceso normal de envejecimiento, las arterias van perdiendo elasticidad, su interior se endurece y se estrecha su luz, al irse acumulándose placas ricas en colesterol (aterosclerosis). Sabemos que este proceso se acelera con niveles de colesterol y triglicéridos altos en sangre. La aterosclerosis puede darse en otras arterias haciendo que el corazón tenga que esforzarse más.
Existen muchas patologías que tienen causas que no pueden controlarse, pero otras, muy importantes sólo requieren de unos cambios de hábitos.
Consejos
- Una dieta baja en grasas y colesterol, no tiene por qué ser desabrida.Lo mismo que disminuir el consumo de sal, ya que esta eleva la presión indicando más trabajo para el corazón.
- Una dieta saludable también debe tener un buen contenido de fibras, se ha visto que estas favorecen la remoción del colesterol y también disminuyen su absorción. También deberán reducirse las grasas trans ricas en aceites hidrogenados y aumentarse el omega (3 y 6) presentes en aceites vegetales y pescados.
- Tampoco es bueno consumir exceso de azucares refinados y alcohol, ya que estos llevan a una desviación del metabolismo que termina en un aumento de grasa totales.
- Si fuma, deje ese hábito, no sólo daña los pulmones, sino que endurece las arterias y aumenta la frecuencia cardíaca.
- Pero una dieta saludable no basta, debe abandonar el sedentarismo. No es necesario hacer gran actividad física, solo basta 30 minutos por día de una caminata ligera. Tampoco es necesario que se haga toda junta, lo puede realizar en intervalos, por ejemplo de 10 minutos, siendo igualmente efectivo. Al ejercicio, no solo le acompaña un mejor perfil de grasas en sangre sino también un mejor humor.
- Otro factor a controlar, el stress. Todo tipo de presión emocional repercute en nuestro corazón, ya sea depresión o hiperactividad, trate de tomarse las cosas más tranquilamente, meditar y disfrutar más.
- Chequeos médicos y controles periódicos de su presión, colesterol y diabetes, le permitirán conocer mejor cuáles son sus riesgos.
- Se recomienda tener calores de colesterol total inferior a 200 mg1/2, siendo el nivel de HDL (colesterol bueno) mayor a 60 y el LDL (malo) inferior a 100. Los triglicéridos no deben pasar los 150 mg. Trate de mantener niveles normales de glucemia, entre 70 y 110 mg1/2. La diabetes implica un mayor esfuerzo para el corazón y además trae aparejado problemas en el tejido vascular. Produce mantener un peso saludable, evitando sobretodo el exceso de peso alrededor de la cintura. Se vio que esta obesidad periabdominal es más riesgosa que aquella que se localiza en nalgas y cadera.
- Tómese la vida con mejor humor, si es que vive con estrés, y si lo que le asusta con los cambios que debe realizar para mejorar su salid, ya sea cambio de dieta o rutina, no se alarme, no es tan drásticos. Trate de hacerlo gradualmente y vera que a medida que se sienta mejor, estos nuevos hábitos los ira incorporando sin darse cuenta.
Recuerde, ante cualquier duda consulte a su médico.
Alejandra C. Altarriba
Bioquimica-Farmaceutica